José Tordesillas. ¡Qué decir de Pepe (Pepitín) para mis hijas que lo adoraban! ¿Quién no quería a Pepe? ¡Era imposible! Para mí, siempre lo he dicho, fue como un hermano mayor. ¡Qué de consejos me dió, tanto musicales como humanos! Lo que nos hemos reído juntos. ¡Qué rectitud, qué honradez! ¡Qué sentido del humor!
Pepe era un pianistazo. Un solista, un (como también lo fue Rosa Sabater) gran solista.

El año 1977, ciento cincuenta aniversario de la muerte de Beethoven, interpretamos entre 20 y 25 veces la integral de las Sonatas de este autor. Para mí, trabajarlas, ensayarlas con Pepe Tordesillas ha sido una de las mejores experiencias musicales que he vivido.
Ya no recuerdo el tiempo que las estuvimos preparando. Meses. Sí recuerdo que se instaló en mi casa en Bruselas durante unos 8 o 10 días. Después aprovechábamos cada viaje mío a España para seguir trabajando. Las interpretábamos las diez en tres días seguidos. Fue de lo más gratificante de mi vida musical ver la Fundación March abarrotada, no sola la sala de conciertos, sino la de al lado con circuito de TV y hasta la misma cafetería, y las colas del día siguiente y al otro para poder entrar.
Musicalmente acabas preguntándote cuál te gusta más. Naturalmente las más tocadas, la nº1 en Re mayor, la Primavera, la nº8 en sol mayor, la Kreutzer y la nº10. Quizá sorprenda mi opinión personal; indudablemente no se puede discutir que la Kreutzer es la de más éxito, pero para mí personalmente creo que la nº10 es mi preferida. Yo la llamaba la “Pastoral”. Esa serenidad del primer movimiento, ¡qué placidez! La profundidad del segundo tiempo, el Scherzo y por fin el tema y las variaciones finales. Qué maravilla, cuanta música hay ahí encerrada. Yo creo que a mi “cuate” lo llegué a convencer algo, pero también pienso que por su temperamento tan apasionado, tan romántico, él prefería la Kreutzer.
Tordesillas tenía un sentido del sonido, del equilibrio sonoro entre los dos instrumentos, extraordinario. Siempre tocábamos con el piano “gran cola” totalmente abierto y nunca nadie pudo decir que cubriese al violín.
El repertorio español lo interpretamos prácticamente en su totalidad (José Luis Turina (Variaciones e Théma nº 2, Rodrigo, Turina, Manuel Castillo, Montsalvatge, Toldrá, Cassadó, etc). Hasta una sonata de Jaime Pahissa.. Y también diez sonatas de Mozart, Schubert, Brahms, Grieg, Franck, Bartok, Prokofiev.
Pepe tenía un talento especial para adaptarse a todos los estilos. Desde la delicadeza de Mozart y Schubert hasta la primera Sonata de Prokofiev. Veinticuatro años duró nuestra relación musical y está cargada de vivencias, éxitos, anécdotas.
Pero ya no debo escribir más.

Siento cansar a los posibles lectores, pero hay que pensar que son 35 años de mi vida colaborando con estos grandes músicos y pianistas. Que Dios los tenga en la Gloria, pues bien merecido se lo tienen como seres humanos y como ARTISTAS.
José Tordesillas. What can I say about Pepe, Pepitín for my daughters, who adored him! Who didn’t love Pepe? It was impossible not to! I have always said he was like a true older brother to me. He gave me so much advice, both musical and as a human being. We had so many laughs together! What rectitude and honesty! What a sense of humor!

 

Pepe was a fantastic pianist. A soloist, a great soloist (as was Rosa Sabater as well).
In 1977, the 150th anniversary of the death of Beethoven, we performed his complete Sonatas between 20 and 25 times. For me, working on them and rehearsing with Pepe Tordesillas was one of the best musical experiences in my life.
I don’t remember how long we spent in the preparation. Months. I do remember that he stayed at my home in Brussels for 8 to 10 days, and afterwards we took advantage of each of my trips to Spain to continue working. We performed the 10 pieces over three consecutive days in 1980 and it was a most gratifying moment in my musical career to see the March Foundation in Madrid completely packed, not only the concert hall but the hall next to it with closed circuit tv, and even the cafeteria, as well as the lines of people waiting to enter on the following two days.

Musically speaking, you end up wondering which of the Sonatas you prefer. Naturally, the ones most often performed, the first one in D major, Spring Sonata, the 8th in G major, the Kreutzer, and the 10th. My personal opinion may come as a surprise; undoubtedly it cannot be argued that the Kreutzer is the most popular one, but I personally believe that the 10th is my favorite. I called it the “Pastoral”. The serenity of the first movement with that sense of placidity; the depth of the second movement, the Scherzo and finally the theme and variations at the end. How marvellous, so much music enclosed there! I think I was able to convice my “buddy” somewhat, although I also believe that given his passionate, romantic temperament, he preferred the Kreutzer.
Tordesillas had a sense of the balance of sound between the two instruments that was extraorinary. We always performed with the grand piano completely open and no one ever said that it overshadowed the violin. We performed practically the entire Spanish repertoire (José Luis Turina -Variations and Thema nº 2 - Rodrigo, Turina, Manuel Castillo, Montsalvatge, Toldrá, Cassadó, etc.) Even a sonata by Jaime Pahissa …
Also ten sonatas by Mozart, Schubert, Brahms, Grieg, Franck, Bartok, and Prokoviev.
Pepe had a talent for adapting himself to all styles. From the delicacy of Mozart and Schubert to the 1st Sonata by Prokofiev.
Our musical partnership lasted for 24 years and was loaded with experiences, triumphs, and anecdotes.
But I shouldn’t write any more.
I am sorry to tire any possible readers, but you must remember that I spent 35 years of my life collaborating with those great musicians and pianists. May God grant them his glory; they have well earned it as human beings and as ARTISTS.