Esta obra en mi opinión es verdaderamente genial y pienso que después de las Sonatas y Partitas de J.S. Bach es la composición más interesante y bella jamás escrita para este instrumento.


 

Es curioso constatar cómo los nombres de los movimientos aluden a Bach ; Tempo di Ciaconna, Fuga y también ver los efectos que usa con el violín, a saber dobles quintas, pizzicatos en dos cuerdas a la vez, poner y quitar la sordina mientras con la mano izquierda se siguen haciendo pizzicatos … Pero no es esto lo más importante sino la música tan extraordinaria que hay en esta partitura. Las armonías del primer movimiento y los sonidos que arranca del instrumento, la claridad con que se oyen todas las voces en la Fuga, a parte de la construcción de la misma ; el sentimiento tan profundo y desgarrador del tercer movimiento, la melodía y la alegría y brillantez del Finale.
Es verdad que es una obra terriblemente difícil de interpretar. Siempre recuerdo la palabra de un gran amigo y magnífico violinista que decía que no tocaba esta obra porque no sabía cómo hacerla sonar.

Y como siempre, no puedo evitar, al hablar de Bartok, recordar al que fue mi Maestro, André Gertler, pues él si que supo tocar esta Sonata y transmitir a todos sus discípulos cómo había que trabajarla para sacar el máximo provecho de esta partitura.

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